Solos con nuestro tío estrenada en 1989 es una comedia dirigida por el gran John Hughes y protagonizada por John Candy, Amy Madigan, Gaby Hoffmann, Macaulay Culkin, Jean Louisa Kelly, Laurie Metcalf, Jay Underwood, Suzanne Shepherd, Mike Starr, Elaine Bromka, Garrett M. Brown.
Buck Russell (John Candy 1950-1994) en una emergencia es el tío perfecto para cuidar de sus sobrinos, ¡cuando no hay mas nadie disponible, claro está! ¿Podrá cumplir con su nueva asignación, niñera de sus sobrinos?
El problema del tío Buck, mejor dicho ¡no tiene problema!, es soltero que roza los cuarenta, al que hace tiempo que no ven; simpático y bonachón, pero por ser tan irresponsable, no tiene trabajo, no se ha casado y su vida hogareña es muy particular. A los sobrinos del tío Buck les esperan unos días que nunca olvidarán.
La película funciona gracias a John Candy, que compone el que casi con toda probabilidad es su mejor personaje: el desastroso tío Buck. John Candy pertenece a esa larga tradición de actores desproporcionadamente orondos con clase y estilo que supieron elegir papeles acordes con su físico; en este sentido, como digo, el que mejor se acuña a sus características es el del tío Buck, un auténtico precursor del Homer Simpson con el que todos nos hemos reído e identificado alguna vez.
En el film podemos apreciar a Macaulay Culkin, en uno de sus primeros papeles, luego intervendría en la célebre Solo en Casa (1990), justo al año siguiente.
La película tuvo un presupuesto $15 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $79,2 millones, más $30,3 millones por la venta de alquiler en los videoclubes.
El matrimonio Russell y sus tres hijos han dejado su pequeño pueblo para vivir en las afueras de una gran ciudad. Cuando el abuelo sufre un infarto, los Russell tienen que volver al pueblo a toda velocidad, pero se les plantea un problema: ¿Con quién dejan a los chicos? Para su desgracia, sólo hay una solución... la oveja negra de la familia, el tío Buck. Soltero irresponsable, incapaz de mantener un trabajo y de llevar una vida convencional, está decidido a que la visita a sus sobrinos resulte inolvidable.
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